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Un estudio del Conicet identificó 870 microbasurales en el Gran Tucumán

 

Un estudio del Conicet identificó 870 microbasurales en el Gran San Miguel de Tucumán. Un reciente estudio a cargo de especialistas del Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTEPH, CONICET-UNT) y del Instituto de Ecología Regional (IER, CONICET-UNT), detectó mediante sistemas de información geográfica e imágenes satelitales –en complementación con trabajos de campo y de análisis datos, más la recepción de denuncias reportadas por ciudadanos- cientos de microbasurales dispersos en el aglomerado del Gran San Miguel de Tucumán. Se trata de una iniciativa de naturaleza interdisciplinaria que representa un importante avance en el abordaje de la problemática de la gestión de los residuos sólidos urbanos, y que tiene como propósito transformar la relación de la comunidad con el ambiente mediante el uso de tecnologías y de la participación ciudadana. El equipo que lidera la investigadora del INTEPH, Matilde Malizia, fue realizado con el objetivo de detectar puntos críticos de acumulación de residuos que ponen en riesgo la salud del ambiente y de la población. A través de la implementación de tecnologías de georreferenciación, lograron identificar 870 espacios con residuos a la intemperie, los cuales abarcan una superficie que puede llegar a variar entre 0,76 y 11.051 m2. Al respecto, Malizia consideró que “frente a problemas urgentes hay que proponer soluciones participativas”, y sobre todo si se tiene en cuenta que los microbasurales constituyen un potencial riesgo para la salud pública y una amenaza para el medioambiente.  Este mapa emerge en forma de herramienta práctica para que tanto autoridades locales como la comunidad en general pueda abordar eficientemente y con datos tangibles el problema: “Se encuentra a disposición de vecinos y funcionarios para su descarga en formatos PNG, JPG y PDF”, comenta la investigadora del INTEPH, y aclara que como propuesta innovadora sirve además para fomentar la denuncia de nuevos puntos críticos a través de aplicaciones municipales, fortaleciendo así el vínculo entre la ciencia y la comunidad”.

 

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